Se espera una expansión regional del PIB de 2,4%, con desafíos estructurales por superar.
Las proyecciones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) estiman un crecimiento del PIB regional del 2,4% para 2025, levemente superior al 2,2% registrado en 2024. Este desempeño sería impulsado por una recuperación del consumo interno, favorecida por una menor inflación y políticas monetarias más flexibles. Sin embargo, la región enfrenta serias restricciones en su crecimiento debido a bajos niveles de inversión y obstáculos estructurales como una productividad estancada y dependencia de materias primas.
De acuerdo con el análisis, Sudamérica espera un repunte moderado con un crecimiento estimado en 2,6%, mientras que Centroamérica se mantendría más dinámica, alcanzando una expansión del 2,9%. El Caribe, liderado por países como Guyana, sobresale con un robusto crecimiento del 5,7%, aunque ajustado a niveles más bajos sin este país.
Perspectivas económicas de Bolivia en el contexto regional
Bolivia encara 2025 con proyecciones económicas moderadas y una agenda cargada de desafíos estructurales. Según el Proyecto de Presupuesto General del Estado (PGE) 2025, el gobierno estima un crecimiento del 3,51% para el próximo año, con una inflación proyectada del 7,5%. Estas cifras, optimistas desde el enfoque oficial, contrastan con estimaciones más conservadoras de organismos internacionales, como el Fondo Monetario Internacional (FMI), que proyecta un crecimiento de apenas 2,2%.
En términos de inversión extranjera directa (IED), Bolivia registró una entrada neta de 136 millones de dólares en el primer semestre de 2024, un dato esperanzador en comparación con el mismo período de 2023, cuando la IED presentó un saldo negativo de 74 millones de dólares. Esta recuperación refleja un interés creciente en sectores clave, pero también destaca la necesidad de generar un entorno más atractivo y estable para los inversores.
A nivel interno, la economía boliviana sigue enfrentando retos significativos. La dependencia de las exportaciones de gas natural y minerales plantea riesgos ante la volatilidad de los precios internacionales y la competencia en los mercados externos. En respuesta, el gobierno promueve el Plan de Desarrollo Económico y Social (PDES) 2021-2025, centrado en la industrialización con sustitución de importaciones y en fortalecer sectores estratégicos como la agricultura y el turismo. Sin embargo, la implementación efectiva de estas políticas sigue siendo un desafío debido a limitaciones presupuestarias y al lento avance de proyectos prioritarios.
El consumo interno, impulsado por programas sociales y subsidios estatales, continúa siendo un motor clave para el crecimiento, pero no logra compensar las debilidades estructurales de la economía. Los analistas enfatizan la necesidad de diversificar la base productiva del país, potenciar la inversión privada y fomentar la innovación tecnológica para asegurar un crecimiento sostenido a largo plazo.