Moody’s proyecta un crecimiento regional moderado para América Latina en 2025, impulsado por repuntes en Argentina y Perú, mientras Bolivia enfrenta retos estructurales que limitan su recuperación económica.
Moody’s estima que América Latina crecerá en promedio cerca del 2,2 % en 2025, una señal de recuperación leve tras años de estancamiento generalizado. Este ritmo consolidado, aunque modesto, muestra diferencias sustanciales entre economías. Argentina y Perú lideran el avance regional, beneficiadas por ciclos de estabilización y reformas estructurales. En contraste, México sigue sin recuperar dinamismo, enfrentando restricciones persistentes al crecimiento.
La CEPAL, por su parte, revisó a la baja su estimación, proyectando un crecimiento promedio regional del 2,0 %, alertando sobre los desafíos compartidos: baja inversión, demanda mundial débil, inflación persistente e incertidumbre financiera.
Bolivia: entre la contracción y la transición pendiente
Bolivia figura en el grupo de economías más frágiles de la región. El FMI reconoce su moderado crecimiento.1,6 % en 2024 y proyectado para mantenerse en rango similar en 2025, pero subraya que este escenario es insostenible sin acceso urgente a financiamiento externo y reformas fiscales profundas.
El FMI recomienda abandonar el rígido anclaje cambiario, racionalizar el gasto público, recortar subsidios energéticos, fortalecer el sistema tributario y mejorar la inversión pública. Advierte que sin estas reformas, Bolivia corre el riesgo de una crisis desordenada en balanza de pagos y tipo de cambio.
Coface refuerza esta percepción, señalando que la caída de las exportaciones, el agotamiento de reservas y la débil apetencia inversora perfilan al país hacia un déficit externo creciente y una situación de alta vulnerabilidad económica. Las reservas internacionales están reducidas, atrapadas entre déficits gemelos y fuerte presión en el tipo de cambio. Fitch Solutions ha reducido sus expectativas de crecimiento para Bolivia en 2025, estimando una expansión más contenida, aproximadamente del 2 %.
Aunque comparte con sus pares sudamericanos una tendencia de crecimiento bajo, Bolivia está especialmente afectada por choques externos: caída de precios del gas, debilidad en exportaciones y limitada capacidad de respuesta fiscal. La situación es compleja: mientras países como Argentina podrían repuntar vía reformas estructurales, Bolivia requiere intervenciones urgentes para estabilizar su economía, fortalecer la confianza externa y restablecer condiciones para la inversión.