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Bolivia figura entre los mayores deudores latinoamericanos de China

Bolivia figura entre los mayores deudores latinoamericanos de China

Bolivia mantiene una deuda de aproximadamente US$ 3.200 millones con la República Popular China, lo que la posiciona entre los cinco países latinoamericanos con mayor exposición financiera ante el gigante asiático.

Un pasivo relevante en la relación financiera con China

Informes  recopilados por instituciones internacionales, establece que Bolivia se encuentra entre los principales receptores de créditos chinos en la región. Solo Venezuela, Brasil, Ecuador y Argentina registran montos superiores. La cifra de US$ 3.200 millones corresponde a préstamos adquiridos en los últimos años para infraestructura, energía y proyectos estatales desarrollados con participación de empresas chinas, de acuerdo con la información pública disponible en licitaciones y reportes ministeriales.

China ha sido uno de los financiadores más dinámicos de América Latina desde mediados de la década de 2000. Sin embargo, en los últimos años su política crediticia ha cambiado: se ha vuelto más selectiva y orientada a consolidar pagos, debido al ajuste interno que enfrenta su economía y a la revisión de su estrategia de inversión global. Ese giro tiene implicaciones directas para países como Bolivia, cuya deuda bilateral con el país asiático representa un componente significativo dentro del total de su financiamiento externo.

El peso de la deuda externa en la economía boliviana

Según datos confirmados por el Banco Central de Bolivia y reportes públicos recientes, la deuda externa total del país supera los US$ 13.000 millones. Dentro de ese monto, la deuda bilateral ocupa una proporción relevante y China es el principal acreedor de este grupo. La información disponible indica que la relación deuda externa sobre PIB se mantiene dentro de rangos considerados manejables por estándares internacionales, aunque con un crecimiento sostenido respecto a años anteriores.

El endeudamiento con China se caracteriza por su orientación a proyectos de largo plazo, lo que, según documentos oficiales, incluye infraestructura vial, sistemas eléctricos y obras vinculadas a empresas estatales. Estos contratos suelen incorporar provisión de tecnología, maquinaria o servicios de empresas chinas, un esquema utilizado de forma recurrente en la región.

Implicaciones económicas y desafíos de gestión

El contexto actual plantea varios retos. La reducción del financiamiento fresco proveniente de China implica para Bolivia la necesidad de diversificar sus fuentes de crédito, fortalecer su posición fiscal y gestionar con precisión sus obligaciones externas. En paralelo, el país encara un entorno internacional marcado por precios variables de materias primas, una situación que incide en el comportamiento de los ingresos por exportaciones.

La sostenibilidad del servicio de deuda depende, en consecuencia, de una estrategia que combine disciplina fiscal, fortalecimiento del sector exportador y evaluación rigurosa de nuevos proyectos financiados con recursos externos. Los datos publicados muestran que el monto adeudado a China no solo refleja compromisos financieros, sino también la importancia estratégica de esa relación bilateral dentro del modelo de inversión pública boliviano.

La posición de Bolivia entre los mayores deudores latinoamericanos de China evidencia la relevancia que ha tenido el financiamiento bilateral en su política económica durante los últimos años. En un escenario global más restrictivo, el país enfrenta el desafío de equilibrar sus necesidades de inversión con una administración prudente de sus pasivos. La clave estará en reforzar la transparencia, priorizar proyectos de alta rentabilidad económica y consolidar una estrategia externa que preserve estabilidad y competitividad.