Aunque en la región abundan emprendimientos pequeños, muy pocos logran convertirse en empresas transformadoras capaces de escalar y generar innovación. Esta brecha estructural amenaza con perpetuar el bajo crecimiento económico regional.
La brecha entre emprender y escalar
Un reciente informe del Banco Mundial advierte que América Latina enfrenta una paradoja: muchos ciudadanos emprenden negocios, pero pocos lo hacen con la escala y la innovación necesarias para transformar la economía. El estudio, titulado “Emprendimiento transformador para el empleo y el crecimiento”, señala que en buena parte de la región hasta el 70 % de las empresas son micro o pequeñas unidades con escasa posibilidad de expandirse productivamente o reducir su dependencia de sectores tradicionales.
El informe destaca tres áreas clave para impulsar ese salto cualitativo: inversión en capital humano, reformas regulatorias y apertura del crédito. En su comunicado oficial, el Banco Mundial indica que estos cambios son esenciales para que las economías latinoamericanas puedan romper el ciclo de crecimiento moderado proyectado para 2025 (2,3 %) y 2026 (2,5 %) y aspirar a trayectorias más ambiciosas.
Factores que frenan el emprendimiento de alto impacto
El estudio identifica barreras estructurales persistentes: el acceso restringido al financiamiento para empresas escalables, una regulación empresarial intimidante, infraestructura insuficiente y un déficit de competencias especializadas. Las empresas emergentes que sí muestran potencial transformador suelen encontrarse con choques tempranos que impiden su crecimiento sostenible.
Además, el entorno institucional y político juega un rol decisivo: incertidumbre regulatoria, débiles normas de competencia y ausencia de mecanismos ágiles para resolver disputas o insolvencia penalizan a quienes quieren invertir en modelos más ambiciosos.
Aunque el informe no detalla por país, Bolivia se encuentra inmersa en esta dinámica regional. Su tejido empresarial está dominado por negocios pequeños y agroindustriales con poca vocación exportadora e innovación disruptiva. La debilidad estructural de organismos de apoyo a startups, la escasez de capital de riesgo y los desafíos en infraestructura digital son retos conocidos que limitan el surgimiento de empresas transformadoras a escala internacional.
No obstante, la urgencia de cerrar esa brecha no es exclusiva de naciones grandes: para Bolivia, fortalecer la transición de emprendimientos locales hacia empresas capaces de competir en Latinoamérica podría ser una palanca clave para diversificar su economía y reducir la dependencia de las materias primas.