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El déficit de GLP paraliza barrios y pequeños negocios en Santa Cruz

El déficit de GLP paraliza barrios y pequeños negocios en Santa Cruz

La falta histórica de reposición de garrafas ha reducido la capacidad de distribución de GLP al 15 % en Santa Cruz, dejando a siete de cada diez hogares urbanos sin acceso al gas esencial. La situación genera colas interminables, incremento del mercado negro y tensión social creciente.

El origen de la crisis: garrafas caducadas y falta de inversión

La crisis energética que golpea a Santa Cruz no se debe a una reducción en la producción de GLP, sino al deterioro de los envases utilizados para su distribución. Según los distribuidores, más de 1,5 millones de cilindros están fuera de uso tras 20 años sin una reposición adecuada ni un programa eficiente de recalificación. Esto ha reducido el suministro efectivo al 15 % de la capacidad instalada, lo que explica la creciente escasez en barrios y mercados. De acuerdo con el Censo 2024, alrededor del 65 % al 70 % de los hogares cruceños depende del GLP para cocinar, lo que convierte a este insumo en un pilar de la vida cotidiana.

La falta de garrafas ha generado colas de varias horas en puntos de venta, donde familias esperan por una recarga que muchas veces no llega. El déficit también abrió espacio a la especulación: garrafas que deberían costar Bs 22,50 en el mercado regulado, se venden hasta en Bs 80 en el mercado negro, lo que supone un incremento superior al 250 %. Las familias de menores ingresos son las más golpeadas, obligadas a recurrir a leña, carbón o cocinas eléctricas, con costos y riesgos adicionales.

Empresas distribuidoras al límite

El sector privado de distribución reporta que la falta de reposición de envases ha desplomado la logística. Compañías que antes entregaban 10.000 garrafas diarias ahora apenas logran 1.500, lo que compromete su sostenibilidad financiera y genera una cadena de ineficiencias.

Los distribuidores responsabilizan a YPFB, que mantiene congelada desde hace dos décadas la tarifa de reposición y reparación de garrafas, desincentivando la renovación del parque de cilindros. En los últimos cinco años, las entregas cayeron de 7.000 envases mensuales a menos de 5.000, entre nuevos y reparados.

El déficit de GLP no solo es un problema energético, sino también social y económico. En Santa Cruz, el consumo urbano concentra más del 70 % de la demanda del país. La crisis amenaza a pequeños negocios de comida, panaderías y talleres, que dependen del GLP para operar, mientras que en los hogares la presión se traduce en malestar social.

El desafío para el próximo gobierno

La crisis en Santa Cruz expone la fragilidad de la infraestructura energética del país. Mientras se discuten megaproyectos de exploración e industrialización, la falta de reposición de garrafas muestra un descuido en lo más básico: garantizar que los hogares tengan acceso a un recurso esencial.

Resolver esta emergencia exigirá una intervención estatal inmediata que permita renovar envases, revisar tarifas de distribución y evitar que el mercado negro siga deteriorando la economía de miles de familias.