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Biochar: la nueva apuesta boliviana que une productividad agrícola y créditos de carbono

Biochar: la nueva apuesta boliviana que une productividad agrícola y créditos de carbono

Una apuesta estratégica en medio de la crisis ambiental Bolivia avanza en el desarrollo de soluciones sostenibles al encabezar la producción mundial de biochar, un carbón vegetal obtenido de residuos agrícolas y forestales mediante procesos de baja emisión. La empresa Exomad Green, en alianza con el grupo japonés Itochu, ejecuta una inversión de US$ 50

Una apuesta estratégica en medio de la crisis ambiental

Bolivia avanza en el desarrollo de soluciones sostenibles al encabezar la producción mundial de biochar, un carbón vegetal obtenido de residuos agrícolas y forestales mediante procesos de baja emisión. La empresa Exomad Green, en alianza con el grupo japonés Itochu, ejecuta una inversión de US$ 50 millones en Guarayos, Santa Cruz, donde instalará una planta con capacidad de 100.000 toneladas anuales.

La magnitud del proyecto lo convierte en el mayor complejo de este tipo a escala global y refuerza el papel de Bolivia como actor emergente en la economía del carbono.

Impacto económico: productividad, mercados y créditos de carbono

El biochar no solo tiene impacto ambiental, sino también económico. Su aplicación en suelos agrícolas mejora la retención de agua y nutrientes, lo que se traduce en mayores rendimientos de hasta 32 % en maíz y 13 % en frijol, según estudios realizados en parcelas locales. Esto podría reducir la dependencia de fertilizantes químicos y aliviar los costos de producción para pequeños y medianos productores.

En el frente financiero, el biochar abre puertas en el mercado de créditos de carbono. Exomad Green ya firmó contratos con Microsoft por 1,24 millones de toneladas de CO₂ removidas a diez años y con Senken por más de 80.000 toneladas. Estos acuerdos fortalecen la entrada de Bolivia a un sector en rápida expansión, donde el mercado global de biochar podría alcanzar US$ 1.626 millones hacia 2035, según proyecciones de la industria.

Educación y sostenibilidad: un modelo replicable

Más allá de la agroindustria, el biochar ofrece un valor educativo. Su producción enseña a comunidades rurales a transformar residuos agrícolas que antes se quemaban en un insumo rentable y sostenible. Con ello, se promueve una cultura agroecológica que fomenta el manejo responsable de suelos y la inserción en cadenas de valor internacionales. El modelo boliviano ya se perfila como exportable: no solo entrega un producto ambientalmente positivo, sino también un esquema de capacitación y desarrollo comunitario que fortalece la resiliencia rural frente al cambio climático.

Si bien la iniciativa proyecta beneficios, enfrenta desafíos. La sostenibilidad dependerá de la estabilidad regulatoria, la capacidad de escalar la producción y el acceso a mercados internacionales de carbono, donde la transparencia y la certificación serán determinantes. Además, la diversificación de aplicaciones, como tratamiento de agua, suplementos ganaderos o insumos industriales, será clave para consolidar la rentabilidad a largo plazo.

En un país donde la deforestación y la presión sobre recursos naturales son problemas persistentes, el biochar emerge como una oportunidad de alinear crecimiento económico con objetivos climáticos, generando beneficios agrícolas, ambientales y financieros.