Bolivia posee vastos yacimientos de tierras raras en Santa Cruz, Cochabamba y Potosí, pero carece de una estrategia integral para procesarlas, industrializarlas y transformarlas en motor de reindustrialización verde y generación de divisas.
Potencial minerales críticos sin aprovechamiento concreto
Bolivia cuenta con reservas identificadas de más de 17 variedades de tierras raras en regiones como el cerro Manomó (Santa Cruz) y Ayopaya (Cochabamba), con decenas de miles de hectáreas destinadas a la exploración. Sin embargo, el país aún no ha consolidado un modelo operativo claro para su explotación productiva, procesamiento local o cadena de valor propia
Expertos de CAF, liderados por Luisa Rivas, advierten que Bolivia carece de una política pública adecuada que conecte la exploración con la industrialización, la diversificación económica y la inclusión social. “El desafío es que estos recursos no se conviertan solo en materias primas de exportación, sino en palancas para una reindustrialización verde”, subrayan. El marco actual presenta debilidades en gobernanza, transparencia y trazabilidad técnica y ambiental, especialmente en zonas sensibles como la Amazonía y territorios indígenas.
Riesgos ecológicos y sociales evidentes
Las exploraciones actuales implican desplazamiento de tierra, deforestación y consumo intensivo de agua y químicos. Se estima que una tonelada de tierras raras genera entre 9.000 y 12.000 m³ de gases contaminantes, una tonelada de residuos radioactivos y 75.000 litros de agua acidificada si no se manejan con protocolos estrictos.
Además, las comunidades indígenas locales no han sido debidamente consultadas, lo cual contraviene el derecho a la Consulta Libre, Previa e Informada (CLPI)
Bolivia creó el Viceministerio de Minerales Tecnológicos y Tierras Raras en 2022 y anunció en 2024 los dos principales proyectos de prospección en el cerro Manomó y Rincón del Tigre (unas 12.000 y 16.000 hectáreas respectivamente). Además, ha iniciado diálogos con Irán para compartir tecnologías y conocimientos de explotación, aunque aún no hay contratos cerrados ni inversión confirmada.
Relevancia económica y necesidad de planificación
La explotación responsable de estos minerales podría consolidar una nueva fuente de ingresos exportables, fomentar la inversión extranjera directa y reducir la dependencia de hidrocarburos. Sin una estrategia clara, Bolivia corre el riesgo de repetir errores del litio: recursos potenciales que nunca se traducen en crecimiento industrial ni en desarrollo sostenible.
La presión internacional sobre minerales críticos litio, cobalto, níquel hace de Bolivia un país potencialmente estratégico para cadenas tecnológicas globales, pero solo si se logra una política pública coherente y sostenible. Aunque Bolivia posee uno de los mayores depósitos de tierras raras en Latinoamérica, aún no dispone de una estrategia integral para convertir ese potencial en desarrollo exportador y industrial. El desafío clave es diseñar una política minera sostenible que equilibre lo económico con lo social y ambiental.