La banca boliviana mantiene un ritmo de expansión sólido, con mayor colocación de créditos, depósitos en alza y estabilidad en la calidad de cartera.
El sistema financiero boliviano cerró julio con un comportamiento positivo en sus principales indicadores. La cartera de créditos alcanzó Bs 226 737 millones, un aumento interanual del 4,1 %, impulsado por un mayor dinamismo en la colocación de recursos hacia sectores productivos, vivienda y consumo. Este crecimiento refleja un mayor acceso al financiamiento por parte de empresas y hogares, en un contexto de demanda interna activa.
Depósitos con avance moderado
En contraste, los depósitos del público sumaron Bs 223 936 millones, lo que representa un crecimiento del 1 % frente al mismo mes del año anterior. Si bien el aumento es más lento que el de los créditos, el saldo total se mantiene elevado, lo que respalda la capacidad del sistema para fondear sus operaciones. El comportamiento moderado de los depósitos podría estar asociado a una mayor utilización del ahorro para consumo e inversión, así como a un entorno de tipos de interés estables.
Calidad de cartera y rentabilidad al alza
Uno de los aspectos más relevantes es la estabilidad en la tasa de morosidad, que se mantiene controlada, señal de una adecuada gestión de riesgos y disciplina de pago entre prestatarios. Paralelamente, las utilidades netas del sistema financiero registraron un incremento del 38,6 % en el último año, apoyadas en mayores ingresos por intermediación, control de costos y diversificación de productos y servicios.
El dinamismo del crédito y la solidez de los balances bancarios son factores clave para sostener la actividad económica, ya que facilitan el financiamiento de capital de trabajo, inversión en activos y consumo de los hogares. Sin embargo, la diferencia en la velocidad de crecimiento entre créditos y depósitos plantea la necesidad de monitorear la liquidez y asegurar un equilibrio saludable en el sistema.