La apreciación del dólar reveló diferencias estructurales entre divisas latinoamericanas, que enfrentan riesgos políticos y fiscales.
En julio, el índice dólar ganó un 2,7 %, su mejor desempeño mensual de 2025, impulsado por datos sólidos de la economía estadounidense y una postura conservadora de la Reserva Federal . Este repunte expuso tensiones acumuladas en divisas latinoamericanas que habían ganado terreno en la primera mitad del año debido a la debilidad del dólar y flujos de inversión en mercados emergentes.
Divergencias entre monedas regionales
El impacto fue inmediato: monedas como el peso argentino, el real brasileño y el peso chileno fueron las más afectadas en julio. Mientras tanto, el peso peruano y el colombiano mostraron mayor resiliencia frente a la presión externa. Factores como altos diferenciales de tasas, apetito por riesgo y estrategias de carry trade jugaron a favor de algunas divisas, pero dejaron en evidencia las divergencias de nivel fiscal y estabilidad política.
El real brasileño, favorecido por tasas cercanas al 15 %, ha sido hasta hoy una de las divisas de mayor rendimiento en la región, aunque su fuerza fue puesta a prueba durante julio. De igual modo, el peso mexicano, impulsado por el diferencial del Banco de México frente a la Reserva Federal, experimentó apreciación durante buena parte de 2025, a pesar de tensiones arancelarias
Amenazas visibles: América del Sur y volatilidad política
Las monedas de Chile y Colombia también sufrieron depreciaciones inducidas por factores idiosincráticos como incertidumbre electoral y debilidades fiscales. Analistas destacan que en Chile la volatilidad aumentó con vistas a elecciones presidenciales, mientras que en Colombia el incumplimiento de metas económicas recortó confianza en el peso.
El sol peruano emergió como una de las divisas mejor posicionadas gracias a sólidos términos de intercambio, estabilidad macroeconómica y criterios de política prudentes . Este desempeño contrasta con el impacto negativo en monedas de economías con mayor exposición a ciclos políticos y presión fiscal elevada.
El reciente repunte del dólar ha expuesto las fragilidades latentes en las monedas latinoamericanas, que habían mostrado fortaleza durante cinco meses consecutivos. Mientras Brasil y México se apoyan en políticas monetarias atractivas, países como Argentina, Chile y Colombia muestran vulnerabilidades vinculadas a certeza política, déficit fiscal y dependencia de commodities. Para Bolivia, un entorno de dólar más fuerte implica riesgos inflacionarios y presión sobre precios de bienes importados. La respuesta pasa por diversificación económica, regulación fiscal y fortalecimiento institucional para reducir exposición a shocks externos.