El huevo, uno de los productos más afectados por el contrabando, refleja brechas institucionales y la urgencia de mayor control fronterizo.
El Servicio Agrícola y Ganadero de Chile (SAG) informó que en el primer semestre de 2025 incautó más de 1 017 000 unidades de huevo provenientes de Bolivia, cifra que supera los 864 554 decomisos de 2023 y los 1 338 067 de 2024, según registros oficiales. El viceministro boliviano de Lucha contra el Contrabando confirmó que el huevo es el principal producto trasladado, con más de 182 600 unidades decomisadas en territorio nacional.
Este flujo masivo revela una red de contrabando inverso que opera a través de pasos fronterizos irregulares. La operación, que involucra vehículos y envíos no refrigerados, ha sido calificada como una amenaza sanitaria por las autoridades chilenas, que advierten sobre el riesgo de contaminación cruzada y la imposibilidad de verificar la trazabilidad del producto .
Desde el punto de vista económico, esta práctica genera competencia desleal, pues los huevos de contrabando, al evadir impuestos y controles, pueden llegar al mercado con descuentos significativos. Esto presiona los precios internos y afecta a productores y comercializadores formales tanto en Bolivia como en Chile. Para las familias consumidoras, el ahorro aparente puede ocultar riesgos sanitarios graves.
Impacto regional y urgencia de reforzamiento institucional
En Chile, gremios como la Sociedad Nacional de Agricultura y la asociación ChileHuevos han exigido un reforzamiento inmediato de controles—dentro de mercados mayoristas y rutas camioneras—y han planteado la necesidad de sanciones más severas. Por su parte, desde el gobierno chileno se han anunciado operativos conjuntos con Carabineros y SAG, además de una posible reforma legal para endurecer las multas relacionadas con el contrabando de alimentos.
En Bolivia, el incremento de rutas ilegales, 23 nuevas fueron detectadas en fronteras con Perú, Chile y Argentina, requiere una ofensiva interinstitucional coordinada entre Aduanas, la Policía y el Viceministerio de Contrabando. Solo así se podrá recuperar el control de la salida de alimentos sensibles y reducir el impacto negativo en la producción local.
El contrabando de huevos desde Bolivia hacia Chile se ha convertido en un problema con múltiples dimensiones: afecta la seguridad alimentaria, distorsiona el mercado agroindustrial y pone en evidencia dificultades institucionales. Su solución exige coordinación binacional eficiente, control logístico, modernización legal y fortalecimiento de la fiscalización. Solo en ese marco se podrá proteger la cadena productiva formal y garantizar alimentos seguros para los consumidores de la región.