Productores advierten que sin un suministro fluido de combustible, los precios seguirán subiendo y la seguridad alimentaria estará en riesgo.
La actual escasez de diésel está generando un fuerte impacto en la producción agrícola de Bolivia, amenazando con un nuevo impulso inflacionario. Productores afirman que, sin una solución inmediata, los precios continuarán en ascenso y se pondrá en riesgo la estabilidad alimentaria del país.
La crisis del combustible agrava los costos de producción
En los Valles y el Norte Integrado, productores agrarios han informado que llevan hasta tres meses sin acceso constante al diésel, cuyo precio en el mercado paralelo supera los Bs 14 por litro, frente al precio oficial de Bs 3,74. Este desajuste encarece el uso de motobombas, tractores y camiones, lo que ha elevado significativamente el costo de productos básicos como papa, cebolla, maíz y sorgo.
El vicepresidente de la Cámara Agropecuaria de Cochabamba, Rolando Morales, advirtió que sin suministro regular de combustible, los gastos operativos seguirán aumentando, lo que derivará en un alza de precios al consumidor. La falta de combustible ya está afectando la productividad del trópico y restringiendo el transporte de insumos agrícolas y productos terminados.
Impacto en precios y poder adquisitivo
En Santa Cruz, las hortalizas que provienen principalmente de los Valles cruceños han duplicado su precio. La arroba de papa subió de Bs 40 a Bs 80, y la de cebolla, de Bs 35 a Bs 90. En Cochabamba, el quintal de maíz se vende en Bs 115 y el de sorgo en Bs 90. Estos incrementos, sumados a una inflación acumulada superior al 15% en lo que va del año, golpean directamente el bolsillo de las familias bolivianas.
El presidente de los porcicultores, Jorge Méndez, explicó que los insumos balanceados como vitaminas y antibióticos ya están siendo cotizados según el tipo de cambio del dólar paralelo, lo que añade una presión adicional sobre los costos de producción.
La logística paralizada y una economía en pausa
El transporte pesado está paralizado hasta en un 70% por falta de combustible. Camiones y cisternas permanecen varados en filas, con choferes que deben cubrir gastos adicionales solo para intentar cargar sus tanques. Esta situación no solo retrasa la distribución de alimentos, sino también la de bienes esenciales, afectando directamente la productividad nacional.
Productores coinciden en que el agro enfrenta actualmente una crisis peor que la vivida durante la cuarentena por COVID-19, debido a que el diésel es un recurso indispensable para preparar suelos, regar cultivos y transportar cosechas. Estar sin combustible durante el ciclo agrícola representa un daño económico más profundo y difícil de revertir.
La crisis del diésel se ha convertido en un cuello de botella crítico para la economía nacional. Sin una respuesta inmediata, como la liberación de créditos para importaciones, la flexibilización logística y acuerdos públicos-privados, el riesgo de una escalada inflacionaria continuará creciendo.
El sector agroindustrial pide acciones concretas y coordinación efectiva para evitar una mayor presión sobre los precios de alimentos y garantizar el abastecimiento interno en los próximos meses.