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Agudización de la escasez de diésel profundiza la crisis productiva en Bolivia

  • En Pais
  • 10 de julio de 2025
Agudización de la escasez de diésel profundiza la crisis productiva en Bolivia

Productores afirman que la falta de combustible afecta más que la cuarentena, comprometiendo la siembra, la producción y la seguridad alimentaria.

En las últimas semanas, la escasez de diésel en Bolivia alcanzó niveles críticos, generando interrupciones que, según representantes del sector productivo, superan incluso el impacto observado durante la cuarentena. El desabastecimiento ha elevado drásticamente los costos de operación, frenando el transporte de mercancías y la movilidad de trabajadores, especialmente en zonas agroindustriales clave como Santa Cruz y el Beni.

La crisis se exacerba cuando se toman en cuenta dos factores: Bolivia importa alrededor del 85 % de su diésel y depende de un sistema logístico complejo que hoy muestra serias fallas. El incremento de filas en estaciones de servicio ha sido constante, y productores advierten que mientras pierden tiempo para abastecer sus equipos, también se compromete la cosecha, lo que podría convertir una amenaza coyuntural en un hueco productivo de largo plazo.

El impacto ya es palpable. En el departamento del Beni, productores de arroz han advertido que la falta de combustible pone en riesgo el avance de la siembra de más de cien mil hectáreas, un indicador de la magnitud del problema sobre la seguridad alimentaria y el bienestar rural. Las voces del agro, tanto arroceros como ganaderos, han expresado su preocupación por la imposibilidad de movilizar maquinaria y ganado, lo que afectan directamente su competitividad y capacidad exportadora.

Ante esta situación, Bolivia ha recurrido a importaciones desde Rusia. El país envió cuatro cargamentos de diésel a través de Rusia, totalizando unas 190.000 toneladas entre diciembre y marzo, para intentar mitigar la escasez. Sin embargo, la dependencia sigue siendo estructural: la petrolera estatal YPFB reconoce que solo el 15 % de la demanda de diésel es cubierta por producción local, lo que dificulta resolver el déficit sin medidas integrales.

Repercusiones socioeconómicas y urgencia de soluciones

La crisis del diésel no solo ralentiza la producción, también provoca efectos económicos en cadena. El aumento en los costos transporte se refleja en precios finales más altos, lo que agrava la inflación y reduce el poder adquisitivo de los hogares. El tiempo perdido en filas representa horas de trabajo que se traducen en menores ingresos y una menor productividad general.

En este contexto, el sector productivo exige respuestas que vayan más allá de soluciones de emergencia. Solicitan una distribución más eficiente, opciones de importación diversificadas y ajustes en el uso de reservas estatales para garantizar abastecimiento. Asimismo, los productores piden celeridad en la aprobación de políticas que permitan regularizar el abastecimiento sin afectar proyectos agrícolas o ganaderos clave.

La escasez de diésel representa uno de los mayores cuellos de botella actuales para la economía boliviana. Su impacto toca directamente a sectores vitales como la agricultura y el transporte, reflejándose en un deterioro de la seguridad alimentaria y competitividad exportadora. Sin un plan de acción urgente que combine urgencia logística y reformas estructurales, esta crisis corre el riesgo de convertirse en un lastre prolongado para el desempeño económico del país.