Un alza mensual del 5,21 % y un acumulado de 15,53 % en el primer semestre complican la estabilidad macroeconómica y tensionan las finanzas públicas.
La economía boliviana registró en junio una inflación mensual de 5,21 %, elevando el acumulado del primer semestre al 15,53 %, según datos oficiales del INE. Los bloqueos viales y disrupciones en la logística de combustibles y alimentos aceleraron la subida de precios, generando fuertes impactos sobre la liquidez, los ahorros y las cuentas estatales
Choques logísticos y presiones en el precio de bienes esenciales
El levantamiento parcial de bloqueos a mediados de junio provocó rupturas en la cadena de abastecimiento. Alimentos clave como carne de res, pollo, papa y cebolla registraron incrementos que superan el 10 % entre mayo y junio. En paralelo, el encarecimiento del combustible y la incertidumbre cambiaria intensificaron los costos de transporte y producción, reflejándose en una dinámica inflacionaria más acelerada .
Erosión del bienestar y encarecimiento del gasto público
Con una inflación acumulada que duplica la previsión oficial del 7,5 % para todo el año, la capacidad de compra de los hogares se ha visto severamente reducida. La situación tensiona el diseño de políticas públicas relacionadas con subsidios, ajustes salariales o transferencias sociales, ya que estos deberán redistribuirse para contrarrestar la pérdida de poder adquisitivo .
Para el Estado, esta dinámica obliga a reordenar el presupuesto y a destinar recursos adicionales para programas de asistencia, alimentando una espiral que podría profundizar el desequilibrio fiscal y elevar la presión sobre el tipo de cambio.
Desafíos para la política monetaria y estabilidad cambiaria
Ante esta aceleración inflacionaria, el Banco Central podría optar por endurecer la política monetaria y elevar las tasas de interés, lo que incrementaría el costo del crédito y frenaría inversión privada. Al mismo tiempo, la creciente demanda de divisas,alimentada por la necesidad de importar combustibles e insumos puede presionar el tipo de cambio, reduciendo aún más el margen de acción de las autoridades
Las reservas internacionales, ya bajo estrés, podrían verse afectadas si la tendencia se mantiene.
La inflación de junio, con un alza del 5,21 % y un acumulado de 15,53 %, representa más que una crisis de precios, es un catalizador de presiones financieras que empujan al país hacia reajustes fiscales, encarecimiento del crédito y erosión del poder de compra. Controlarla sin medidas estructurales sobre producción, logística y tipo de cambio será el mayor desafío que enfrentará el Gobierno en la segunda mitad del año.