Incendios forestales y políticas agrícolas intensifican la precariedad económica de las familias bolivianas
En los últimos meses, más de dos millones de hectáreas de campos y bosques en Bolivia han sido consumidas por incendios, afectando gravemente la región de Santa Cruz de la Sierra. Esta área, que concentra la mayor parte de la agroindustria boliviana, ha visto cómo las quemas controladas, conocidas localmente como «chaqueo», se han salido de control debido a condiciones climáticas adversas, incluyendo sequías prolongadas y vientos fuertes.
La práctica del chaqueo, destinada a preparar terrenos para la agricultura, ha contribuido significativamente a la deforestación. Entre 2010 y 2022, el 57% de la deforestación en Bolivia se atribuyó a la expansión ganadera, impulsada por políticas gubernamentales que promueven la exportación de carne y otros productos agrícolas. Esta situación ha generado un círculo vicioso: la degradación del suelo y la pérdida de bosques reducen la productividad agrícola, lo que lleva a los agricultores a expandir aún más la frontera agrícola, intensificando la deforestación y los incendios. Además, la escasez de combustible ha provocado largas filas en las estaciones de servicio, afectando el transporte y la distribución de alimentos, lo que a su vez ha incrementado los precios y ha agravado la inseguridad alimentaria.
Impacto en las Familias Bolivianas
La convergencia de crisis económicas y ambientales ha tenido un impacto devastador en las familias bolivianas. La pérdida de tierras cultivables y la disminución de la productividad agrícola han reducido los ingresos de los pequeños agricultores, mientras que el aumento de los precios de los alimentos ha erosionado el poder adquisitivo de los consumidores urbanos. Esta situación ha incrementado la pobreza y la inseguridad alimentaria en todo el país.
En 2024, Bolivia experimentó una inflación acumulada del 9,97%, la más alta desde 2008, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Este aumento se atribuye principalmente al alza en los precios de alimentos básicos como la carne de res y el arroz, afectando directamente la economía familiar. Además, factores como el cambio climático, los bloqueos de carreteras y la escasez de combustible han exacerbado la crisis económica, según análisis del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE).
Para abordar esta compleja crisis, es imperativo que Bolivia implemente políticas integrales que promuevan prácticas agrícolas sostenibles y la conservación del medio ambiente. La adopción de técnicas de manejo de tierras más responsables y la diversificación de cultivos podrían reducir la dependencia de prácticas destructivas como el chaqueo.