La contracción de exportaciones en 2024 afecta severamente las reservas, la inversión y el empleo nacional
Bolivia enfrenta una de las caídas más significativas en su comercio exterior, con una reducción de $us 3.000 millones en exportaciones durante 2024. Este retroceso, equivalente al 27% de los ingresos del sector, afecta principalmente al gas natural, los minerales y la agroindustria, y representa un desafío crucial para la estabilidad económica del país.
Una contracción sin precedentes en el comercio exterior
El año 2024 marca un golpe crítico para el comercio exterior boliviano. Las exportaciones, que históricamente sostienen una proporción significativa de los ingresos nacionales, sufrieron una caída histórica de casi $us 3.000 millones. Según los datos recabados por el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), esta reducción, que equivale a un 27% con respecto a 2023, evidencia un desequilibrio en la economía boliviana y expone la dependencia de mercados internacionales vulnerables.
Entre los factores más determinantes, el desplome en las ventas de gas natural ocupa un lugar destacado. Con un descenso del 31% en los ingresos por hidrocarburos, esta caída refleja el impacto de la menor demanda de socios comerciales clave como Brasil y Argentina, así como la falta de contratos energéticos más diversificados. Los minerales, otro pilar de la balanza comercial, tampoco fueron inmunes a esta contracción. La disminución de los precios internacionales del zinc, plomo y estaño afectó directamente la rentabilidad de este sector.
Asimismo, la agroindustria, particularmente la producción de soya y derivados, se vio limitada por barreras comerciales externas, aranceles restrictivos y condiciones climáticas desfavorables que comprometieron la capacidad exportadora. Estos obstáculos revelan la fragilidad estructural del modelo económico boliviano frente a eventos externos.
Impacto económico y los desafíos
El impacto de esta reducción en el comercio exterior va más allá de las cifras macroeconómicas. Las reservas internacionales, ya presionadas, se han visto gravemente afectadas, generando un efecto dominó sobre las inversiones públicas y privadas. En el ámbito laboral, la disminución en los ingresos provenientes de exportaciones afecta sectores que dependen de las cadenas productivas ligadas a los hidrocarburos y minerales, lo que pone en riesgo miles de empleos.
La recuperación del comercio exterior en 2025 dependerá en gran medida de una estrategia proactiva. Expertos recomiendan la firma de tratados de libre comercio que permitan acceso preferencial a mercados diversificados, acompañado de incentivos fiscales para exportadores y un fortalecimiento de los sistemas de financiamiento agrícola e industrial. Sin embargo, la solución de fondo también pasa por una política económica que reduzca la dependencia de sectores como los hidrocarburos. La transición hacia una economía más dinámica y diversificada, que fomente la innovación y el valor agregado en los productos exportados, será fundamental para garantizar la sostenibilidad económica a largo plazo.