El costo de vida aumenta en un escenario de presiones inflacionarias globales y desafíos internos, según el INE.
Bolivia enfrenta un panorama inflacionario complicado, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). A noviembre de 2024, la inflación acumulada se situó en 8,82%, mientras que la variación a 12 meses alcanzó un alarmante 9,51%. Estos niveles están muy por encima de la meta anual proyectada, lo que genera preocupación en los sectores empresariales y en la ciudadanía.
Entre los principales factores que explican este aumento se encuentran el alza en los precios de alimentos y bebidas no alcohólicas, que representan una parte sustancial del gasto familiar en el país. En noviembre, la inflación mensual fue del 1,45%, marcando una tendencia de incrementos consecutivos desde mitad de año. A nivel internacional, las presiones inflacionarias globales, el encarecimiento de insumos importados y la fluctuación de precios en el mercado energético han tenido un impacto directo en la economía boliviana. A esto se suman desafíos internos, como una demanda interna robusta, aumentos salariales y tensiones en la oferta de productos básicos.
El economista José Luis Evia destaca que el Gobierno enfrenta el desafío de controlar la inflación sin comprometer el crecimiento económico. «Si bien los niveles de inflación en Bolivia han sido históricamente bajos, el escenario actual exige políticas más estrictas para equilibrar la estabilidad económica con las necesidades de la población», comentó.
El impacto de la inflación es especialmente crítico para los sectores más vulnerables y las pequeñas y medianas empresas, que ya enfrentan dificultades para absorber costos más altos. Además, empresarios de distintos rubros advierten sobre la necesidad de medidas efectivas para estabilizar precios y asegurar el acceso a bienes esenciales. Por su parte, el Gobierno ha señalado que la situación se mantiene bajo control y que se implementarán estrategias para mitigar los efectos de la inflación. Sin embargo, analistas sugieren que será fundamental fortalecer la producción local y reducir la dependencia de importaciones para aliviar las presiones inflacionarias en el mediano plazo.
Con la inflación cerrando el año en niveles preocupantes, la atención está puesta en las políticas económicas de 2025 y en cómo se enfrentarán los desafíos fiscales y monetarios para recuperar la estabilidad económica del país.