Más de 100 vuelos diarios suspendidos en Santa Cruz, afectando servicios de transporte y turismo en el país.
La escasez de combustible de aviación en Bolivia ha alcanzado niveles críticos, especialmente en Santa Cruz, donde la cancelación diaria de más de 100 vuelos está impactando negativamente a las pequeñas aeronaves. Esta situación afecta tanto a operadores de transporte como a las actividades turísticas en la región. Según la Administración de Aeropuertos y Servicios Auxiliares a la Navegación Aérea de Bolivia (NAABOL), esta escasez responde a factores logísticos y de distribución, con un impacto directo en el mercado de los vuelos comerciales y privados de corta distancia.
La situación no solo ha generado inconvenientes en la agenda de operaciones, sino que también representa una amenaza económica. Muchos operadores de pequeñas aeronaves han alertado sobre las pérdidas económicas que enfrentan, especialmente aquellos que brindan servicios de transporte aéreo para actividades agrícolas, turismo y emergencias. “Esta situación ha provocado un freno en nuestro flujo de ingresos y está limitando nuestra capacidad de operar. Si no se resuelve pronto, las consecuencias serán graves para nuestra economía y para quienes dependen de nuestros servicios”, explicó un operador de vuelos locales en Santa Cruz.
De acuerdo con NAABOL, el abastecimiento insuficiente ha generado incertidumbre y, en consecuencia, varias aerolíneas han comenzado a considerar planes de contingencia o suspender parcialmente sus operaciones. A pesar de los esfuerzos por mejorar la distribución de combustible, el problema se agudiza con cada día que pasa, afectando tanto a empresarios del sector como a los usuarios que dependen del transporte aéreo en regiones de difícil acceso terrestre. Este contexto también plantea un desafío importante para el turismo, uno de los sectores más golpeados por la situación. Santa Cruz, siendo un núcleo turístico, depende de estos vuelos para movilizar a los visitantes hacia destinos de interés. La falta de combustible impacta no solo en el flujo turístico, sino también en la cadena de valor del sector, desde hoteles hasta operadores de turismo local.
Además, este problema en el abastecimiento no solo afecta a los vuelos, sino que también podría incrementar los costos operativos de las aerolíneas y, por ende, el precio final para los pasajeros. En un contexto económico ya golpeado, cualquier incremento en los precios de transporte afectaría directamente a los usuarios y a la economía en general.