La proyección de 1.9% refleja una leve recuperación regional, aunque algunos países se quedan rezagados por factores económicos internos.
En su más reciente informe, el Banco Mundial ha ajustado sus previsiones de crecimiento económico para Latinoamérica, proyectando un incremento del 1.9% para el próximo año. Este pronóstico, que mejora las expectativas previas, sigue reflejando la compleja situación que atraviesan los países de la región en términos de recuperación económica tras los efectos de la pandemia y las turbulencias globales.
A pesar de este ajuste al alza, las economías de la región continúan enfrentando desafíos importantes como la alta inflación, los efectos de las políticas monetarias restrictivas y las incertidumbres geopolíticas que afectan las cadenas de suministro y el comercio. Estos factores limitan un crecimiento más robusto y sostenido, especialmente en los países con mayor dependencia de los commodities. En el caso de Bolivia, el Banco Mundial mantiene una perspectiva de crecimiento de 1.4% para 2024, una de las tasas más bajas en comparación con sus pares en la región. Esta cifra resalta las dificultades estructurales que enfrenta el país, como la baja inversión extranjera y un entorno económico que, si bien ha mostrado resiliencia, no logra un impulso significativo.
Los expertos del Banco Mundial destacan que para mejorar las perspectivas de crecimiento, los países de la región deberán centrarse en implementar reformas estructurales que fomenten la inversión privada y mejoren la productividad. Asimismo, señalan la importancia de diversificar las economías, reduciendo la dependencia de sectores volátiles y apostando por el desarrollo de industrias más sostenibles y tecnológicas. A nivel regional, las políticas para controlar la inflación han sido un factor clave en la desaceleración del crecimiento, ya que los aumentos en las tasas de interés han restringido el acceso al crédito y frenado la inversión. Sin embargo, algunos países han comenzado a estabilizar estos indicadores, lo que podría ofrecer un leve alivio a las economías locales y favorecer un entorno de crecimiento más positivo a largo plazo.