La sequía histórica en Brasil está afectando la producción agrícola mundial y amenaza con disparar los precios de alimentos clave, impactando a América Latina.
Brasil atraviesa una sequía histórica que está poniendo en jaque su producción agrícola, afectando de manera directa a productos clave como el café, la soja y el azúcar. Esta situación crítica está teniendo repercusiones en los precios mundiales de alimentos y podría generar un impacto económico profundo en América Latina. El cambio climático ha golpeado con fuerza este año, llevando al país sudamericano a su peor sequía en más de cuatro décadas. Las zonas agrícolas más importantes, como Minas Gerais y São Paulo, se han visto severamente afectadas, con lluvias que han sido muy escasas desde mayo. Esta situación ha retrasado la floración del café arábica y ha complicado la siembra de soja, dos de los productos más exportados de Brasil.
Escalada en los Precios Globales de Alimentos
La escasez de agua no solo ha causado daños irreparables en los cultivos, sino que también ha disparado los precios en los mercados internacionales. El café arábica, utilizado por grandes marcas globales, ha registrado un incremento de más del 30% en su valor durante el año, mientras que el azúcar también ha visto un alza importante debido a los incendios que han destruido miles de hectáreas de plantaciones de caña.
Además de los incendios forestales, que en 2024 han alcanzado niveles alarmantes, el retraso en la siembra de soja podría reducir la oferta global de este grano crucial para la producción de alimentos y biocombustibles. Esta escasez afectará a las cadenas de suministro internacionales, ya que Brasil es el principal proveedor mundial de soja
El impacto de esta crisis no solo se limita a Brasil. Países como Bolivia, que dependen de las importaciones brasileñas para mantener sus mercados abastecidos, podrían enfrentar una escalada de precios en alimentos básicos. Esto podría generar presiones inflacionarias adicionales en la región, lo que agravaría las dificultades económicas ya existentes en varios países. Bolivia, en particular, que importa soja y otros productos agrícolas, podría verse obligado a buscar alternativas de suministro o enfrentar mayores costos en los próximos meses. El panorama para el resto de América Latina es igualmente preocupante. Los agricultores en otras partes de la región podrían verse afectados por la falta de acceso a productos agrícolas brasileños, lo que impactará tanto en el consumo interno como en las exportaciones. Esto pone en evidencia la dependencia que muchas economías latinoamericanas tienen de la producción agrícola de Brasil