Empresas chinas aumentan un 28% sus activos en el extranjero en el primer trimestre de 2025, buscando mitigar riesgos comerciales y expandir su influencia global.
La inversión china en el extranjero ha experimentado un notable incremento del 28% en el primer trimestre de 2025, alcanzando aproximadamente US$48.000 millones, según datos preliminares de la Administración Estatal de Divisas de China. Este aumento se produce en el contexto de la intensificación de la guerra comercial iniciada por el expresidente estadounidense Donald Trump, que ha llevado a las empresas chinas a diversificar sus activos y presencia internacional para contrarrestar las restricciones comerciales impuestas por Estados Unidos.
Estrategias de expansión frente a tensiones comerciales
Las compañías chinas han adoptado una estrategia proactiva para enfrentar las barreras comerciales, estableciendo fábricas y centros de producción en diversas regiones, incluyendo América Latina, Europa y el sudeste asiático. Esta expansión busca no solo eludir los aranceles impuestos por Estados Unidos, sino también fortalecer la posición de China en sectores clave como la tecnología, la energía renovable y la manufactura avanzada. En América Latina, países como México y Brasil han sido receptores significativos de inversiones chinas, beneficiándose de la reubicación de cadenas de suministro y la creación de empleos en sectores estratégicos. Esta tendencia ha contribuido a una mayor integración económica entre China y la región, al tiempo que reduce la dependencia de las exportaciones chinas hacia Estados Unidos.
Implicaciones geopolíticas y económicas
El aumento de la inversión china en el extranjero refleja una respuesta estratégica a las políticas proteccionistas de Estados Unidos, permitiendo a China fortalecer su influencia económica global y establecer nuevas alianzas comerciales. Esta reorientación también plantea desafíos para Estados Unidos, que busca contener la expansión china mientras enfrenta una creciente competencia en mercados internacionales.
Además, la diversificación de las inversiones chinas podría tener implicaciones significativas para la economía global, promoviendo una mayor multipolaridad y reduciendo la hegemonía de Estados Unidos en el comercio internacional. La capacidad de China para adaptarse y expandirse en un entorno comercial adverso subraya su resiliencia y ambición de consolidarse como una potencia económica líder en el siglo XXI.