La crisis energética mundial llevó a que los subsidios al consumo de combustibles fósiles se disparen a más de 1 trillón de dólares. En Bolivia el monto llegó a $us 1.731 millones (1,7 billones).
Los precios de los combustibles fósiles fueron extraordinariamente altos y volátiles en 2022, ya que los mercados energéticos se enfrentaron a las tensiones causadas por la invasión de Ucrania por parte de Rusia, en particular, los fuertes recortes en las entregas de gas natural ruso a Europa. En muchos países, sin embargo, los precios realmente pagados por los consumidores por estos combustibles permanecieron en un nivel mucho más bajo. Una gama de intervenciones políticas aisló a los consumidores de esta inflación, pero con el efecto adverso de mantener los combustibles fósiles artificialmente competitivos frente a las alternativas de bajas emisiones.
En 2022, los subsidios en todo el mundo para el consumo de combustibles fósiles se dispararon a más de 1 trillón de dólares (1.000.000.000.000), según la última estimación de la Agencia Internacional de Energía (AIE), el valor anual más grande jamás visto.
“Nuestras primeras estimaciones para 2022 muestran que los subsidios al consumo de gas natural y electricidad se duplicaron con creces en comparación con 2021, mientras que los subsidios al petróleo aumentaron alrededor del 85%. Los subsidios se concentran principalmente en economías de mercados emergentes y en desarrollo, y más de la mitad se encontraban en países exportadores de combustibles fósiles”, dice el informe de la Agencia.
Además de estos subsidios al consumo, la AIE ha rastreado más de $us 500.000 millones en gastos adicionales para reducir las facturas de energía en 2022, principalmente en economías avanzadas, con alrededor de $us 350.000 millones en Europa. “Este gasto no se refleja necesariamente en nuestra metodología como un subsidio al consumo de combustibles fósiles porque los precios promedio para el usuario final aún son lo suficientemente altos para cubrir el valor del combustible de mercado en cuestión”, explica.
En Europa, el análisis preliminar muestra que los precios medios para el usuario final estaban cerca, en algunos casos, de los valores de referencia del mercado. No obstante, el gasto para reducir las facturas de energía representa una carga fiscal significativa para los gobiernos y, como suele ocurrir con este tipo de medidas, estas intervenciones no siempre han estado bien dirigidas. Además, corre el riesgo de disminuir el incentivo para usar la energía de manera eficiente o cambiar a combustibles más limpios.
En noviembre de 2021, el Pacto Climático de Glasgow (Reino Unido) instó a los países a «eliminar gradualmente los subsidios ineficientes a los combustibles fósiles, al tiempo que brindan apoyo específico a los más pobres y vulnerables».
Según el informe, durante el último año se implementaron muchas medidas gubernamentales nuevas que limitaron el traspaso de los altos precios internacionales de los combustibles fósiles a los consumidores.
Algunas de estas medidas pueden defenderse como necesidades sociales o políticas, dadas las dificultades que podría haber causado la exposición total a los precios impulsados por el mercado. Pero la escala de estas intervenciones sigue siendo una señal preocupante para las transiciones energéticas. “Si bien muchas otras medidas tomadas por los gobiernos están sirviendo para acelerar las transiciones, estas intervenciones de precios funcionaron en la dirección opuesta al favorecer a los combustibles establecidos”, reflexiona la AIE.
LECCIONES
El salto en los subsidios al consumo de combustibles fósiles en 2022 trae algunas lecciones importantes sobre las perspectivas de transiciones ordenadas y centradas en las personas.
- Los precios de los combustibles fósiles no son la mejor manera de impulsar las transiciones de energía limpia.
- Los altos precios de los combustibles fósiles afectan más a los pobres, pero los subsidios rara vez están bien orientados para proteger a los grupos vulnerables y tienden a beneficiar a los segmentos más acomodados de la población.
- Es mejor gastar en cambios estructurales que en ayuda de emergencia.
BOLIVIA
En 2022, la subvención a los combustibles se incrementó de $us 714 millones, en 2021, a $us 1.731 millones en 2022, debido a los altos precios internacionales. 142% de crecimiento entre un año y otro, según datos del ministerio de Economía y Finanzas Públicas.
Las estimaciones previas quedaron cortas ante la dimensión del gasto estatal para mantener el precio congelado sin que afecte al consumidor final aun cuando los precios internacionales suban de manera exorbitante.
En mayo de 2022, un estudio realizado por los economistas Mauricio Medinaceli Monrroy y Marcelo Velázquez Bilbao La Vieja, titulado ‘Precios y subsidios a los hidrocarburos en Bolivia 1986 – 2025’, estimaba que para los 2022 en ese tipo de subsidio directo se gastaría $us 1.100 millones.
El estudio revelaba que este es tan solo uno de cinco subsidios que el Estado mantiene para el sector de los combustibles en el que desde 2010 hasta 2022 se han erogado más de $us 32.000 millones.
Para 2023 el Presupuesto General del Estado prevé un gasto de $us 1.097 millones para este concepto.