728 x 90

Las desigualdades del doble aguinaldo

Las desigualdades del doble aguinaldo

Análisis de Jose Gabriel Espinoza Yañez.  Economista. Twitter: @g_espinoza    Cuando se implementó el doble aguinaldo uno de los principales objetivos, que se sostiene incluso en el decreto de su creación, era el de reducir la desigualdad en la distribución de la riqueza, sin embargo, en la medida que la evidencia se va acumulando, es claro

Análisis de Jose Gabriel Espinoza Yañez. 

Economista. Twitter: @g_espinoza 

 

Cuando se implementó el doble aguinaldo uno de los principales objetivos, que se sostiene incluso en el decreto de su creación, era el de reducir la desigualdad en la distribución de la riqueza, sin embargo, en la medida que la evidencia se va acumulando, es claro que el doble aguinaldo es, como se ha señalado por la CNC-Bolivia desde el anuncio mismo de su creación, regresivo. En otras palabras, el doble aguinaldo incrementa las brechas.

Más allá de que se confunde ingreso (flujo) con riqueza (stock), vamos a explicar porque es regresivo en función de los datos que nos proveen las encuestas de hogares y de empleo trimestral que lleva adelante el propio INE. El primer punto es evidentemente el de la alta informalidad, ya que, según las encuestas trimestrales de empleo sólo el 18% de la población ocupada en el 2017 ha recibido aguinaldo, por lo que es muy probable que para el 2018 el beneficio, tanto del aguinaldo como del doble aguinaldo, esté limitado a una cifra similar: menos de 2 de cada 10 trabajadores podrán contar con el doble aguinaldo.

Ahora bien, si son tan pocos los que reciben el doble aguinaldo, una pregunta lógica es si este beneficio por lo menos le llega a los que menos tienen, y la respuesta es aun más preocupante, ya que la fortuna del doble aguinaldo no se distribuye, de ninguna manera, de forma equitativa. Si tomamos a toda la población asalariada, y la dividimos en 10 partes iguales, ordenándola en función de sus ingresos, los datos de las encuestas de hogares muestran que en el 2017 solo el 14% de aquellos asalariados más pobres ha recibido aguinaldo, mientras que en el otro extremo, en el grupo de asalariados más “ricos”, casi un 65% de ellos ha recibido aguinaldo. En el medio, entre los deciles 5 y 6 por ejemplo, la relación es de casi 50/50.

Esto es lógico, ya que es claro que la pobreza está fuertemente correlacionada a menores niveles de calificación y menos acceso a redes que permitan una mejor colocación en el mercado de trabajo entre tantos otros factores, incluidos claro, la posibilidad de acceder a un empleo en el ámbito formal. Dicho de otra manera, mientras mejores sean las condiciones de inicio tenga el trabajador (mejor educación o conexiones sociales por ejemplo), mayores probabilidades de recibir el doble aguinaldo.

Esto nos lleva a otro punto íntimamente relacionado: ¿cuánto representa el doble aguinaldo para unos y para otros? En total, el aguinaldo del 50% de la población asalariada y con menores ingresos, en el 2017, ha llegado a representar un poco más de 80 millones de dólares. Sin embargo, el aguinaldo para el 50% de los asalariados en el segmento más rico implicó el pago de casi 400 millones de dólares, es decir, 5 veces más que lo que recibe la mitad asalariada más pobre.

De hecho, si miramos las diferencias entre el decil más rico (el décimo) y el más pobre (el primero), el gasto en aguinaldo entre esos dos segmentos de la población es de 121 a 1, o dicho de otra manera, mientras que el total cobrado por los trabajadores mejor remunerados, entre los que se encuentran por ejemplo los directivos de los organismos estatales, los de las empresas privadas y públicas, diputados y senadores, algunos profesionales, etc., ha estado por encima de 157 millones de dólares, el total de los aguinaldos cobrados por los trabajadores en sectores como la construcción, limpieza y trabajo del hogar entre otros, ha sido de apenas 1,3 millones de dólares.

Ante esta realidad el impulso podría ser, tal como ha planteado el Gobierno, el de limitar el pago del doble aguinaldo solo a aquellos trabajadores con menores ingresos, sin embargo, es una solución engañosa e inefectiva. Sí, es cierto que al limitar el pago a los que ganan, por ejemplo, menos de 7.000 bolivianos podría paliar en algo las asimetrías entre aquellos trabajadores que ganan más y menos que esa cifra, pero solo dentro del grupo de los afortunados (ese 18%) que reciben aguinaldo, mientras que las diferencias con el resto se seguirán manteniendo y ampliado.

Por otro lado, el salario promedio, durante el 2018 está entre 4.000 y 4.600 bolivianos, pero este es solo un indicador promedio, que no refleja la alta variabilidad que existe entre trabajadores de los diferentes sectores, departamentos e incluso sexos, ya que, como acotación, la brecha salarial entre hombres y mujeres está cerca al 40%, aun comparando los ingresos de mujeres y hombres con la misma edad y mismo nivel de educación.

De nuevo, estas cifras sirven como indicador para estimar que sucederá el 2018, sin embargo, es claro que el doble aguinaldo, bajo cualquier formato que sea planteado, es una medida que amplia las brechas y amenaza la cada vez más amenazada estabilidad de la economía nacional. El problema por tanto no se resuelve limitando, difiriendo o buscando composiciones de pago para el doble aguinaldo, el problema se resuelve, por cuestión de principios, eliminando la medida que profundiza el problema que supuestamente quería atacar.